portafolio
Todas y cada una de mis obras nacen como una necesidad de expresar
De sacar desde lo más profundo de mí, pesos existenciales que solo ocupan un lugar vital en mi interioridad, incluso de la misma manera con la que afronto la creación material de las obras, la técnica de la talla directa, la cual extrae el excedente para estar cada vez más cerca de la esencia / espíritu / paz interior o como cada uno quiera nombrar al todo.
No puedo concebir el hecho de crear desde el exterior; toda creación... para mí, debe gestarse en lo más profundo de mí, de lo contrario no sería real, no me pertenecería, no tendría la potencia de mi espíritu transmitida dentro de la materia, por lo cual tampoco sería capaz de transmitir nada al observador.
Cada una es claramente autorreferencial, sin importar la cuestión de género ya que tantas son anatomías femeninas. Es simplemente la abstracción detrás de la expresión de una sensación, un sentimiento y la posterior traducción a una forma reconocible como la anatomía del hombre, más allá de la elección íntima de expresarlo como varón, mujer o andrógino, una simple decisión estética formal.Cuando la expresión parte desde la más sincera expresión es cuando más se refleja en el resto de los observadores y la esencia de la obra es comprendida. Al final, todos somos parte de la misma "energía" creadora.
La propuesta de la creación del Tercer Cristo portacruz Giustiniani, si bien el sujeto es propuesto, la expresión, composición e intención detrás de la creación de la escultura no escapan a lo dicho anteriormente, ya que es un tema redundante en mi vida, partiendo simplemente desde el apellido que poseo.
La introspección que tuve que afrontar para poder desentrañar la compleja idea de representar un Cristo dentro de una trinidad con el hombre como sujeto y con un sinfín de intencionadas manipulaciones durante el transcurso de la historia para lograr desorientar la verdadera comprensión detrás de lo que representa "CRISTO", fue y sigue siendo una ardua tarea que si bien es por momentos inalcanzable, a su vez se transformó en el motor que impulsa cada día de confronte, de lucha con la materia para lograr el equilibrio en la obra final.
No es solo una búsqueda de la forma perfecta para expresar la simple belleza, sino la búsqueda de la expresión más simple a través de la forma más bella, que no es otra que las proporciones del hombre/hembra (varón - mujer) y la materia como medio, en este caso y según mi opinión personal, la materia más excelsa a la hora de expresar con el arte más difícil, "el mármol estatuario de Carrara".